A menudo escuchamos hablar sobre el capital, los mercados de capitales o las sociedades capitalistas en las que vivimos, pero quizá te preguntes qué es este término y por qué es tan importante. Te lo contamos.
Se trata de uno de los cuatro factores de producción junto con el trabajo, la tierra y la tecnología. Los cuatro son recursos que puede usar una empresa para generar valor y en el caso del capital, tú también puedes usarlo para ganar dinero.
¿Qué forma el capital?
En el caso de un negocio, el capital está formado por los medios y bienes durables. Por ejemplo, en una lavandería las secadoras y lavadoras serían parte del capital que la empresa necesita para ofrecer sus servicios. Es decir, las máquinas y herramientas de trabajo en una empresa son parte de su capital.
Por ejemplo, en una lavandería, las lavadoras y secadoras forman parte del capital de la empresa, ya que se usan para ofrecer el servicio.
Por supuesto, el capital también incluye recursos financieros, como el dinero.
Para que lo entiendas mejor, antiguamente al constituir una sociedad de responsabilidad limitada era necesario aportar un capital social inicial de 30.000 euros como mínimo (hoy en día basta con 1 euro. Ese capital social puede ser monetario (dinero) o estar formado por los bienes que usará la empresa para funcionar (ordenadores, furgonetas, máquinas…).
En el caso de las hipotecas y los préstamos, esta definición cambia ligeramente. Dentro de una hipoteca el capital lo forma el dinero del préstamo, que es lo que se va amortizando y sobre el que se pagan intereses. El cuadro de amortización es el que permite ver esa relación entre el capital y los intereses.
Dentro de una hipoteca el capital lo forma el dinero del préstamo, que es lo que se va amortizando y sobre el que se pagan intereses
¿Qué busca el capital?
El objetivo del capital es obtener beneficios de algún tipo, que pueden ser ganancias en una empresa o intereses cuando se trata de invertir dinero.
En resumen, lo que el capital busca siempre es generar valor, algo que suele traducirse en ganar crecer y revalorizarse o ganar más dinero, en última instancia.
Lo que el capital busca siempre es generar valor
Qué tipos de capital existen
A estas alturas ya te habrás dado cuenta de que hay varios tipos de capital. De hecho, su número es bastante mayor del que podrías pensar. Estas son las diferentes formas de clasificar el capital.
Según el propietario
En función de quien ostente la propiedad se puede diferenciar entre:
• Capital público si la titularidad es estatal, como los edificios del Gobierno.
• Capital privado, cuando se trata de bienes de agentes privados, como empresas o particulares.
Según su constitución
Aquí se distingue entre:
• Capital físico o tangible, que sería el capital que puedes ver y tocar, como máquinas, ordenadores, edificios…
• Capital intangible, que incluye desde el valor de marca hasta derechos de propiedad intelectual, patentes, el fondo de comercio…
Según el plazo
Como ocurre con las inversiones, el plazo también permite clasificar el capital según se trate de:
• Capital a corto plazo cuando se espera que genere rendimientos en un plazo inferior a un año. Este tipo de capital se considera un activo corriente desde un punto de vista contable.
• Capital a largo plazo cuando el horizonte para obtener la ganancia es superior a un año. Un ejemplo sería el capital destinado a construir una vivienda o una nueva fábrica que tardará años en estar operativa. En contabilidad hablaríamos de un activo no corriente.
Según su función
Por último, se puede distinguir entre distintos capitales dependiendo de su función, es decir, del uso concreto que se le vaya a dar:
• Capital social, que serían las aportaciones de los socios al capital de una empresa. Estas aportaciones se constituyen en acciones de la empresa, que son las que después permiten obtener beneficios por la actividad económica.
• Capital financiero, que es la suma del patrimonio de una persona a precios de mercado.
• Capital humano, que sería el valor económico de tus habilidades y conocimientos profesionales. En otras palabras, cuánto vale tu trabajo y cuánto puedes cobrar por él.
• Capital riesgo, que es como se conoce la inversión en el capital de empresas no cotizadas en bolsa. De ahí precisamente la denominación de fondos o empresas de inversión en capital riesgo para compañías que se dedican a ese segmento.
• Capital flotante, que se refiere al porcentaje de acciones de una empresa que cotiza en bolsa o se puede adquirir de forma sencilla por parte de inversores minoristas.
Los impuestos sobre el capital
El objetivo del capital es revalorizarse y como todo lo que genera valor e ingresos, es susceptible de pagar impuestos.
En el caso del capital, habrá que pagar impuestos a través de la declaración de la renta como persona física y en el Impuesto sobre Sociedades, en el caso de las empresas.
Como inversor particular tendrás que pagar impuestos por los beneficios que obtengas con tus inversiones. Estas ganancias normalmente tributan en el IRPF dentro de las rentas del ahorro como rendimiento de capital mobiliario o como una ganancia o pérdida patrimonial.
El porcentaje a pagar dependerá de la ganancia total que hayas conseguido. Estos son los tramos del ahorro que se aplican:
• Entre 0 a 6.000 euros - 19%.
• Entre 6.000,01 euros y 50.000 euros - 21%.
• Entre 50.000,01 euros y 200.000 euros - 23%.
• Entre 200.000,01 euros y 300.000 euros - 27%
• Más de 300.000,01 euros - 28%.
La inversión de capital también puede generar derecho a deducciones, como ocurre con los planes de pensiones o con el capital amortizado de una hipoteca. Y es que todavía es posible desgravar por la casa en el IRPF , aunque solo en algunos casos.