El concepto de financiamiento está muy vinculado al ámbito empresarial, como una forma de conseguir financiación para poner en marcha proyectos o afrontar obstáculos e imprevistos, pero también juega un papel muy relevante en la esfera personal para optimizar la economía familiar.
En UCI te explicamos a qué se refiere el concepto de financiamiento y las diferentes opciones que tienen los ciudadanos para conseguir sus objetivos, desde comprar una vivienda hasta solventar un recibo inesperado.
Concepto de financiamiento
Según la Real Academia de la Lengua Española, el financiamiento consiste en las “aportaciones del dinero necesario para una empresa o para sufragar los gastos de una actividad o una obra”.
El financiamiento es, por tanto, el conjunto de recursos monetarios que necesitamos para poner en marcha un proyecto, ya sea de índole profesional o personal, como puede ser montar un negocio, adquirir un nuevo colchón para la casa, arreglar un imprevisto problema de humedades en la vivienda o hacer frente a una factura inesperada.
Por tanto, el financiamiento es un motor importante para el desarrollo tanto de empresas como de personas, pues permite que las compañías o las personas puedan acceder a los recursos para llevar a cabo sus actividades, planificar su futuro o mejorar su situación. No siempre disponemos de la liquidez suficiente para acometer nuevos proyectos o hacer frente a imprevistos, por lo que el financiamiento se convierte en una herramienta muy útil si se planifica correctamente.
Fuentes de financiamiento
¿De dónde pueden provenir estos recursos? Existen diferentes vías de financiamiento, que se clasifican en función de su procedencia, temporalidad y nivel de exigibilidad.
Así, en cuanto al origen de la dotación económica, hablamos de:
• Financiamiento interno: cuando es la propia persona la que aporta esa dotación a partir de sus medios económicos. Serían, por ejemplo, los ahorros que destinamos para la compra de una vivienda, la nómina mensual que nos abonan o los ingresos que percibimos por la venta de una joya para poder realizar una obra en casa.
• Financiamiento externo: cuando los recursos son aportados por un tercero. Es el caso del préstamo que nos concede el banco para la adquisición de un inmueble, la ayuda que nos facilita la Administración Pública para mejorar la eficiencia energética de la vivienda o el dinero que nos deja un familiar para arreglar una avería del coche.
En función del nivel de exigibilidad del financiamiento, los recursos se distribuyen entre:
• Financiamiento propio: compuesto por aquellos recursos que no tiene que ser devueltos, como lo ganado en un sorteo de lotería, una subvención a fondo perdido o los rendimientos generados por un fondo de inversión.
• Financiamiento ajeno: es aquel que debe ser devuelto bajo unas condiciones de tiempo y forma, ya que ha sido prestado por terceros, como cualquier crédito concedido por una entidad financiera.
Dentro del financiamiento ajeno, según la temporalidad del mismo, hay que distinguir entre:
• Financiamiento a corto plazo: se refiere a los ingresos que se deben devolver en un periodo corto de tiempo, en torno a un año, como puede ser un crédito rápido a seis meses.
• Financiamiento a largo plazo: cuando el plazo para devolver el importe adeudado supera los 12 meses, como sería el caso de una hipoteca, o no tiene plazo de devolución, como la ayuda económica prestada por un familiar.
Ahora bien, hay que destacar que, tanto en el ámbito empresarial, como en la esfera personal, el medio más habitual para acceder al financiamiento son los préstamos y créditos de las entidades financieras.